domingo, 19 de enero de 2014
El siervo vigilante
Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados
aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de
cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá
a servirles.
Y
aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia,
si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos.
Pero
sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón
había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.