El hermano de condición humilde debe sentirse *orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su humilde condición. El rico pasará como la flor del campo. El
sol, cuando sale, seca la planta con su calor abrasador. A ésta se le
cae la flor y pierde su belleza. Así se marchitará también el rico en
todas sus empresas.
*Dichoso
el que resiste la *tentación porque, al salir aprobado, recibirá la
corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.
Que
nadie, al ser tentado, diga: «Es Dios quien me tienta.» Porque Dios no
puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte. Mis queridos hermanos, no se engañen. Santiago 1:9-16 (NVI)
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